Romero es técnico en la Universitat Politècnica de València (UPV) y junto a Martí Ramírez, Sergi Franch y Quim Planells han sido capaces de triunfar en la regata de remo más extrema del mundo.
Juan Bautista Romero y el resto del equipo ‘Ocean Cats’ han cruzado el Atlántico en 31 días, saliendo desde la isla de La Gomera y arribando un mes después a Antigua y Barbuda, en el Caribe que es donde concluía una Talisker Whisky Atlantic Challenge que les ha obligado a recorrer casi 5.000 km sobre el mar.
Trasfondo solidario
La organización no obliga a que las embarcaciones participantes tengan un fin solidario detrás de ellas, pero es algo que se ha impuesto como una especie de regla no escrita y eran muchas las que llevaban aparejado al reto deportivo y clasificatorio un objetivo de solidaridad, concienciación o recaudación de fondos.
Entre los 43 equipos que han participado en la edición de este año, con hasta 17 nacionalidades en liza, uno podía encontrar la recaudación de fondos para el tema de los suicidios entre los militares o dar visibilidad al problema de la contaminación marina por residuos plásticos, como ha sido en el caso del ‘Ocean Cats’ de Juan Bautista Romero.
Por eso la satisfacción es doble, por acabar como primeros clasificados en su categoría tras tantos días y kilómetros a las espaldas en y los brazos de tanto remar, y además dando visibilidad a una situación que preocupa y mucho.
Para alcanzar sus objetivos en este desafío extremo en el Atlántico estuvieron preparándose desde hace 4 años, complementando esta iniciativa de sensibilización con las charlas divulgativas que realizan en escuelas y centros educativos que trabajan con discapacitación intelectual, así como también en otras travesías a remo de larga distancia.
La dureza del mar
Juan y su equipo se han ganado el descanso y el tiempo de disfrutar el triunfo en la Talisker Whisky Atlantic Challenge, que no se lo puso nada fácil a un grupo que ya consiguió batir el récord del mundo de 24 horas a remo en el mes de mayo del 2021 y esta vez ha pasado 31 días, 17 horas y 9 minutos en alta mar, sin asistencia de ningún tipo, sin escalas y con la única propulsión de sus remos.
De hecho, como nos cuenta Romero todavía desde el Caribe, hubo momentos muy duros (como la embestida de un tiburón de 3 metros) que hicieron temer al equipo por su continuidad en esta prestigiosa regata de remo. «En la segunda semana tuvimos un mal tiempo con olas de hasta 10 metros y rompimos la orza, que es la pieza que da estabilidad a la embarcación. Era imposible repararla y de hecho la perdimos porque salió flotando».
«Empezamos ahí con los problemas de estabilidad, con riesgo de vuelco continuo», añade este técnico de la UPV, que aún así asegura que eso solo fue una parte de lo que se encontraron por el camino. Luego llegaron los problemas con las baterías, obligando a limitar aún más el descanso de los tripulantes para hacerse con el timón a mano y durante unas horas «no sabíamos si íbamos a poder continuar, pero lo solventamos y pudimos acabar».
Y vaya si lo han hecho, como primeros clasificados tras ir de menos a más desde la salida que escogieron, en una ruta algo más al norte de lo habitual. «Hasta mitad del Atlántico no estuvimos en posición de empezar a disputar la primera plaza, ahí empezamos a colocarnos con las 10 embarcaciones de cabeza y finalmente le hemos sacado un día de ventaja al segundo clasificado».