Ellas lo tienen claro: «Prefiero jugar a un rugby adaptado, que no jugar» | Yo soy noticia


El deporte del balón ovalado estudia estos días propuestas para alterar el juego sin perder su esencia, facilitando que sus competiciones puedan regresar a las vidas de jugadores y aficionados de la forma más rápida y segura posible.

Placajes, rucks o melés están siendo analizados al detalle por las altas esferas de World Rugby, para que este deporte de contacto transite por la pandemia del COVID-19 a la espera de esa vacuna que nos devuelva la realidad tal y como la conocíamos antes. O al menos, lo más parecida posible.

En València todavía hay una ‘final’ que jugar

Cuando las Comisiones Delegadas de la FERugby y la FRCV decidieron que se ponía el punto y final a la temporada 19/20 lo hicieron con algunas excepciones, una de ellas la competición territorial femenina en la Comunitat Valenciana.

El partido único en sede neutral, que disputarán cuando se pueda (una de las incógnitas que machacan psicológicamente a estas jugadoras) el CAU Rugby Valencia y el Rugby Club Valencia, decidirá el equipo que acude a la fase de ascenso a DHB Femenina, aunque que luego ésta se dispute ya es pelota en el tejado de la FER y con permiso de la situación sanitaria en ese momento.

Mientras tanto las jugadoras de ambos equipos siguen con los entrenamientos individuales, esperando que llegue la fase 2 (el lunes 1 de junio) para la Comunitat y así tener más cerca la posibilidad de regresar al césped. Aunque claro, hasta ese día todavía hay muchos espacios en blanco que rellenar en lo relativo a contagio, protocolo sanitario y demás requisitos antes de poder competir cara a cara.

¿Cómo ven ellas todas estas novedades que los jerifantes del rugby plantean introducir en su deporte (cada Federación tendrá potestad de aceptar y aplicar estos cambios) mientras no desaparezca la pandemia? “En el tema de contacto en melés y demás sí que puede haber más restricciones, pero a nivel de placajes creo que vamos a seguir jugando con ellos porque me cuesta imaginarme un rugby sin placar”.

«Igual habría que hacer alguna adaptación o fomentar sobre todo el uso de pruebas y tests, aunque eso ya sabemos que está más enfocado a clubes profesionales. Esa inversión, para hacer pruebas a todos los jugadores y garantizar que nadie pueda infectarse a nivel amateur, lo tenemos más difícil aquí”, afirma Tamara Boronat, una de las capitanas del Senior Femenino del RC Valencia además de miembro de la junta directiva de esta histórica entidad.

Por su parte Camila Hamze, capitana del CAU Rugby Valencia, lamenta que el COVID-19 pueda influir de tal forma en el juego que tanto ama y disfruta. A veces la naturaleza atropella así al ser humano, “aunque lo más bonito del rugby es el tema del contacto y reducirlo a causa de este virus es una lástima, la verdad”. Reconoce que “tenemos que mantener la seguridad, pero que afecte al deporte en sí nos fastidia”.

Al igual que Tamara, también ve como solución a todo este asunto la realización de tests a los deportistas para garantizar, lo máximo posible, la salud de todos los presentes. Aunque Camila no esconde que sabe que es más un deseo “idílico y utópico”, que una medida que vaya a poder implementar el amateurismo español y valenciano en el ámbito del oval.

“Soy seguidora de todos los deportes de contacto como artes marciales y he visto que a los luchadores se les hacen los tests, y la pelea se lleva a cabo después de haber visto que están en condiciones. Si se pudiese asegurar que todas las jugadoras de los equipos que vamos a jugar estos últimos partidos por el ascenso están sin síntomas, para así poder mantener el juego tal y como está, sería perfecto”, apunta.

Para su oponente del Rugby Club Valencia, es necesario cambiar el chip y pensar en adaptarse cuanto antes a lo que venga. Tamara prefiere “jugar a un rugby adaptado que no jugar, y sobre todo pensando en la labor de las Escuelas y de los más chiquititos que están ahora en plena formación sería una pena que dejaran de jugar ahora, cuando estamos viendo que podemos tener un rugby más seguro y flexible ante esta crisis sanitaria”.

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Entrenar es la clave

Pero antes de volver a enfrentarse sobre el verde, como ya han hecho este curso en la competición territorial femenina donde ambos conjuntos han ocupado las primeras plazas del campeonato, será necesario prepararse mucho. Y ya sea en el rugby que conocemos o en el que está por descubrirse durante la pandemia, la preparación física y psicológica supone un gran desafío para estas mujeres.

Una vez conozcamos las nuevas medidas tocará entrenar porque cambiar de chip es difícil. Nosotras nos vamos a jugar mucho cuando volvamos a competir por el título de la Comunitat, y con la mirada puesta en el playoff de ascenso a DHB Femenina”, señala Tamara.

Recogiendo el guante, Camila del CAU se suma a esa necesidad que sienten ambos conjuntos por marcar ya una fecha en el calendario, por dejar de lado la incertidumbre de cuándo, y sobre todo de si se va a poder jugar, esa final territorial camino de la segunda categoría nacional. “Estamos esperando que el Campo del Río abra y podamos volver a coger un balón. Deseamos seguir entrenando esas habilidades”.

Porque aunque todas han estado estos meses tratando de mantener el físico lo mejor posible, “se hace complicado tras tanto tiempo sentadas y confinadas en casa, y para evitar lesiones necesitaremos una pretemporada de varias semanas”.

Precisamente el riesgo de lesión es lo que más deben vigilar los que pueden fijar fechas de retorno a la competición, plazos que permitan antes la adecuada adaptación de las deportistas. Ellas, ante la posibilidad de afrontar nuevas reglas en el rugby, tienen claro que para que la calidad del juego no se resienta las horas de trabajo colectivo pasan a ser más importantes que nunca. “Vamos a ser las que más nos tendremos que adaptar si queremos seguir jugando”.

“Si ya cometemos infracciones sin querer por no hacer bien algún movimiento en placajes o melés, imagínate con nuevo reglamento”, remarca Tamara, que incide de nuevo en el tema de las lesiones. «Jugaríamos una final tras 3-4 meses de deporte en confinamiento y sin contacto durante gran parte del mismo”.

Cuidar a las familias y la cantera durante la pandemia

El rugby se mira al espejo y busca formas para paliar los efectos negativos que un virus tan contagioso como la COVID-19 tiene sobre su deporte, de contacto físico continuo sobre el verde. Van a ser meses de adaptarse a los cambios, y también lo son de buscar formas de amortiguar el previsible golpe económico que los hogares sufrirán por culpa de la pandemia.

El rugby valenciano quiere definir el desenlace de la temporada sobre el terreno de juego y a partido único

Transmitir un mensaje de deporte seguro para los niños y niñas es más clave que nunca, porque la cantera ha crecido mucho en la última década y el oval en España no se puede permitir un gran retroceso. “Es de las cosas más importantes para los clubes”, indica Tamara, que junto a sus compañeros de directiva en el RC Valencia busca la forma de combatir tantas incertidumbres.

Nos gustaría como club dar un empujón grande en el tema de las Escuelas, y sobre todo dar ayudas a aquellas familias que lo necesiten. Ver la manera de facilitar que los niños puedan seguir jugando e incorporándose al rugby en los meses venideros”.

“Queremos intentar que no se deje nadie este deporte porque las circunstancias ahora vayan a ser delicadas. A nivel de club se pueden hacer muchas cosas, pero todavía tenemos que saber un poco mejor cómo va a ser el escenario para definir medidas concretas”, añade.

Mientras tanto se actualizan medidas de seguridad para la práctica deportiva en próximos meses, aunque aún sin fecha concreta ni notificación de parte de la FER sobre el inicio oficial de la temporada 20/21 a todos los niveles. Se estudia el rugby que puede venir, y se aguarda pacientemente el pistoletazo de salida a una etapa que va a desafiar lo establecido durante décadas en el juego del oval. Tanto a nivel de desarrollo de los partidos como de fortaleza de las estructuras en los clubes, concienciados para minimizar el riesgo hasta que la vacuna traiga la ansiada tranquilidad.

“Que nadie quite a sus hijos o hijas por un tema económico. Para eso debería haber alternativa, y que las familias que lo pasen un poco peor puedan tener una vía para poder seguir disfrutando de esto. Esa labor de todos los clubes es clave, para sacarlo adelante arrimando el hombro con las familias”, concluye.

En el caso de Camila, la joven jugadora rojinegra no puede hablar desde el punto de vista ejecutivo, pero sí tiene claro que la gran y firme evolución que ha experimentado el oval femenino en València en los últimos años no debe frenarse.

La Comunitat puede tener dos equipos en DHB (donde ya está Les Abelles) la próxima temporada, empiece cuando empiece – “hemos estado varios años luchando por esa posición y ha costado muchísimo”-, y para que eso no sea flor de un día es fundamental que tanto clubes como familias aborden esta crisis con el optimismo y fortaleza que requiere.

“La gente que ya juega y tiene tradición familiar en el rugby no creo que vayan a ser baja, aunque sí que puede ser un obstáculo, hasta que salga la vacuna, para que haya nuevas altas. Dicho eso, sinceramente creo que el ser humano lo olvida todo, tanto lo bueno como lo malo, y de aquí a unos meses si no hay rebrote la gente se adaptará”.

Si a nivel económico pueden, en lo demás también se intentará volver a la normalidad lo más rápido posible, y no creo que piensen en no llevar a sus hijos o hijas al rugby”, concluye Camila.

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