El infortunio le jugó la peor pasada posible a un gran Quique Llopis, valiente y en mejor forma que nunca. Su dura caída encogió el corazón a todos los aficionados al atletismo, aunque el pulgar hacia arriba pocos minutos después de uno de los miembros del equipo médico tranquilizaron los ánimos.
Arrancó mal el valenciano, corrió de menos a más y fue un toque en la penúltima valla el que se desencadenó la tragedia deportiva. Con el objetivo de remontar hasta las medallas, incluso hasta el oro, Llopis apretó y apretó y terminó en el suelo, con una durísima caída con la cara por delante y que dejó durante unos instantes un miedo atroz a todos.
Fue el peor momento de un campeonato y de un invierno extraordinario para el valenciano, que ha corrido mejor que nunca, se ha instalado en la élite de las vallas cortas y ya mira de tú a tú a todos sus rivales.
Se va Llopis de Estambul con su puesto de finalista, habiendo ganado las semifinales y con la sensación de que tenía piernas, no solo para ganar una medalla, si no para ser campeón de Europa, algo que terminará logrando más pronto o más temprano. Salió en camilla Llopis de la pista de la capital turca, pero todo parece que puede quedarse en un susto, a la espera de que sea el propio deportista el que explique sus sensaciones y lo sucedido.
Ureña, quinto en heptatlon
En la quinta posición final ha terminado Jorge Ureña el heptatlon en una competición realmente complicada para él. Nunca ha encontrado sus mejores sensaciones, nunca se ha sentido cómodo en Estambul y, pese a todo, ha mantenido opciones de medalla hasta el último instante. Estuvo a gran nivel en las vallas, una de sus pruebas fetiches, le faltó un empujón en la pértiga y no logró el imposible en los 1.000 metros, prueba con la que se cerró la combinada.