El momento de Héctor Cabrera | Yo soy noticia

Espabilado y despierto como pocos, el integrante del Proyecto FER ha reforzado en Brasil su condición de esponja: no se le pasa una. Todo lo observa, todo lo procesa, todo lo memoriza en su particular disco duro. Ahora, a pocas horas de su día D en unos Juegos (lanzamiento de jabalina F13, 16h en España), en su rictus sigue predominando el ánimo y la felicidad. Quizás, la procesión vaya por dentro. Posiblemente, el cosquilleo propio del momento de la verdad corretee sin control por su estómago. Pero lo disimula con una madurez admirable.

Héctor cuenta con una gran ventaja. No ayudará a lanzar la jabalina más lejos, pero representa un enorme privilegio. Dos compañeros del Proyecto FER le asesoran, le apoyan, le orientan, le informan. Imposible encontrar mejores consejos que los de David Casinos y Kim López, medallistas en Río hace pocas jornadas. Durante las últimas horas, ambos miman al deportista de Oliva. Saben que los éxitos alcanzados en el peso (el oro de Kim) y en el disco (el bronce de David), ejercen de acicate y estímulo para Héctor, pero también representan un plus de presión y responsabilidad. Y él, siempre esponja, pregunta, escucha, interpreta y analiza. Queda bendecido por dos amigos que ya han tocado el cielo. El resto ya es cosa suya. Tomo contacto con el estadio el primer día de competición, con motivo de la prueba de peso F12. Participó a título experimental. Para probarse. Hoy, sin embargo, el registro es totalmente distinto. Aquello fue un ensayo. Nada que ver con la trascendencia y la solemnidad prevista para dentro de pocas horas.

cabrera

En las quinielas elaboradas por el Comité Paralímpico Español en las horas previas al certamen paralímpico, Héctor Cabrera estaba equidistante entre la medalla y el diploma. “En principio, no contamos con su podio, pero no lo descartamos en absoluto. Cada día lanza más”, era el comentario de un responsable del CPE días antes de viajar a Brasil. Y así es. El atleta FER, programa promovido por la Fundación Trinidad Alfonso, consiguió la mínima para competir en Río en el mes de abril. En ese momento, proyectó la jabalina hasta los 58,85m. Dos meses más tarde, en el Europeo celebrado en Grosseto, se fue hasta los 62,28m, casi cuatro metros más. Un espectacular bocado que le concedió la plata continental, solo por detrás del croata Branimir Budetic. Por tanto, nada hay que descartar. Porque Héctor representa el lanzador creciente.

Estudiante de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Héctor Cabrera ha asumido con naturalidad y entereza su discapacidad visual, detectada a los 9 años. Más bien, la ha agradecido, porque le ha permitido “ser quien soy y conocer gente maravillosa”. Amante de la cocina, tanto por su exigente paladar como por su capacidad para preparar cualquier plato, el atleta de Oliva lo reúne todo para establecer una dinastía en su especialidad. Si no lo consigue esta noche en Río, lo hará en Tokio. Cuestión de tiempo.

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