La nueva normalidad para el boxeador Pablo Coy; entrenar sin contacto y un calendario en el aire | Yo soy noticia

Son tiempos difíciles para los deportes de contacto. Ninguno está pudiendo escapar a las restricciones impuestas a causa de la pandemia del coronavirus y lo están sufriendo precisamente todos ellos, también el boxeo. Así lo explica y lo lamenta el joven Pablo Coy, quien va volviendo a una ‘nueva normalidad’ en la que todas las competiciones penden de un hilo y en la que los entrenamientos siguen siendo sin contacto.

«Llevamos pudiendo entrenar desde el 22 de mayo, pero está siendo un poco raro todo, sobre todo al principio. Ahora nos hemos ido adaptando poco a poco, pero es un complicado entrenar así, sin contacto», resume sobre estos complicados meses que están pasando deportistas como él.

«Estuvimos también durante un mes en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, pero no podíamos ni siquiera comer en el comedor, teníamos que coger la comida y subirla a la habitación» va contando sobre esa primera concentración que tuvieron en altitud, fundamental para ir poniendo a tono el cuerpo después de los meses de confinamiento.

Centrado en la preparación física

Tras ese mes allí, Pablo Coy volvió a la Residencia Blume, donde entrena todo el año y donde, aunque las medidas eran menos estrictas, también hubo que cumplir con los protocolos sanitarios correspondientes. «Solemos ir un par de veces a Sierra Nevada, en concentraciones puntuales», matiza sobre el hecho de haberse desplazado hasta tierras granadinas.

En su día a día actual, el boxeador explica que van haciendo lo que pueden dentro de las limitaciones que tienen.

«Estamos centrados en mejorar la preparación física, damos golpes al saco y poco más de momento»

No les está quedando más remedio que adaptarse a esta situación porque además nadie sabe a ciencia cierta cuándo podrán volver a tener un gran campeonato, aunque en el calendario sigue marcado el Campeonato de Europa sub22, que debe disputarse durante la última semana de septiembre y la primera de octubre.

«Va a depender de cómo evolucionen las cosas», cuenta sobre ello, pero no se muestra positivo porque apenas quedan un par de meses y la expansión de la covid-19 sigue sin remitir. «Está ahí, pero todavía no es 100% seguro que se vaya a hacer. Nadie sabe lo qué va a pasar«.

Su temporada 2020 depende en gran medida de si se puede llevar a cabo ese evento, que era su gran objetivo de esta temporada después de que el año pasado tuviera «una primera toma de contacto» en la categoría y terminara en novena posición.

«El objetivo es sacar una medalla en el Campeonato de Europa. Estaba preparado para llegar en un gran momento, pero ahora habrá que ver si se hace y cómo estamos. El objetivo sigue siendo el de estar en las medallas»

El sueño del oro olímpico

Aunque ese es su reto a corto plazo, si mira más allá piensa en cumplir el sueño de toda su vida, que es «el oro olímpico«. Se le llena la boca al hablar de ello, porque se considera un enamorado del olimpismo de toda la vida. «Cuando tenía 10 o 12 años, o incluso antes ya soñaba con ello. Ir a unos Juegos es lo máximo. Yo soy un gran seguidor del deporte y siempre he deseado eso».

Sin embargo, es consciente de que en este momento toca ir paso a paso y lo primero es ir recuperando su mejor nivel, ese que tenía en marzo cuando se decretó el Estado de Alarma y toda nuestra vida saltó por los aires. «Mira, cuando empezó todo esto mis compañeros estaban en el clasificatorio olímpico, quiero decir que era un momento muy alto para nosotros en la preparación física», va describiendo sobre esos recuerdos que se le agolpan en la cabeza al echar la vista atrás.

«Luego te viene el confinamiento y todo cambia. Te metes más de dos meses en casa y se nota muchísimo. Yo he seguido entrenando, claro pero no es lo mismo, tenía pocos recursos. He ido haciendo lo que podía, abdominales, flexiones, algo de sombras y poca cosa más».

Lo cuenta resignado, aunque mirando la parte positiva, piensa que el boxeo puede salir más o menos indemne de esta situación a largo plazo en lo que al tema económico se refiere. «No sé si habrá recortes en los premios, pero nosotros tenemos una ayuda fija. A algunos de mis compañeros les llega a través de la federación, yo ahora estoy con el programa Podium y también con el Proyecto FER. Eso ha seguido igual por el momento».

Y es que estar dentro del Proyecto FER es «muy importante» y «un orgullo» para Pablo Coy. «Para mí es fundamental la ayuda económica. Gracias a ello puedo, además de dedicarme a mi deporte, pagarme las oposiciones para bombero que estoy preparando y que son bastante costosas. Si no fuera por ello no podría estar ahí»

«Es un honor compartir actos con campeones del mundo, con deportistas olímpicos o con gente ya clasificada para Tokio. Me siento muy orgulloso de estar dentro del Proyecto FER»

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