Luis Barrachina
Marcos Poggi es jugador de rugby aunque posee el espíritu de todo un luchador romano. En 2001 tuvo que abandonar su Argentina natal para trasladarse a España. En el viejo continente dejó toda su vida. Casi toda. El balón ovalado le acompañó junto a su familia. En 2004, encontró en Elche su nuevo hogar donde ya pudo labrar una carrera deportiva de la mano del Elche Club Rugby Unión. Su convicción y esfuerzo alcanzaron su culminación en verano de 2016, cuando lograba con España la clasificación para los Juegos Olímpicos. Pero, como su vida misma, su participación no iba a ser fácil. Una grave lesión de rodilla antes del preolímpico a punto estuvo de arrebatarle su sueño pero una recuperación meteórica e inaudita le devolvió el billete a Río. Así es la historia de este ilicitano de origen argentino que ni las lesiones han podido detenerle
Tu nombre ya nos indica que tus raíces no se encuentran en España. Cuéntanos, ¿cómo acabaste en Elche?
Mi primer apellido es de origen italiano y el segundo, belga, así que tengo mucha sangre europea pero no nací aquí. Yo empecé a jugar a rugby en argentina pero en 2001 nos trasladamos la familia a España. Caímos en Albacete por un trabajo de mi padre, estuvimos tres años pero realmente no nos gustó mucho. Encontramos Elche, vimos que era un sitio para quedarnos. Desde entonces es como mi casa por decirlo de algún modo.
¿Pero te sientes más argentino o valenciano?
Yo me siento más español ahora mismo. Es cierto que tengo mis orígenes argentinos peor llevo muchísimo tiempo en España y me ha dado mucho más de lo que me ha dado hasta el momento Argentina. Me siento de las dos formas pero España es mi presente y futuro.
¿Has pensado regresar en un futuro a Argentina y convertirte en un referente del rugby o un jugador importante para este deporte allí?
No me lo planteo. Ahora mismo acabo de ser padre hace siete meses, no tengo intención de moverme. Mi idea es quedarme en Europa. Ahora mismo es España pero cualquier parte del continente me atrae más que Argentina porque aquí tenemos más oportunidades. Cuando voy allí estoy encantado porque vuelvo a mis orígenes y veo a mi familia.
«Siempre es atractivo volver a la tierra donde naciste pero ahora no me planteo una vida que no sea en España»
En lo deportivo, ¿qué competiciones están en tu horizonte?
Mi intención este año es jugar con la Selección todo lo posible. El problema es que trabajo y es muy difícil compaginarlo todo. Necesitaría un trabajo con mucha flexibilidad porque hay muchos viajes y entrenamientos. Ahora tengo asegurado el Europeo pero el problema son las Series Mundiales porque requieren mucho tiempo. Un torneo ya supone estar una semana fuera de España y pedirle eso a una empresa es complicado.
¿Cómo te encuentras físicamente?
Acabo de salir de una lesión de rodilla que sufrí este verano. Me rompí por completo el ligamento lateral interno de la rodilla y en el cruzado tuve un esguince. He estado fuera casi tres meses, hace apenas una semana que el médico me dio el alta. Estoy empezando a coger ritmo y poder entrenar un poco más fuerte.
«Me esperaba estar un poco fuera de forma pero las semanas anteriores pude hacer entrenamientos más físicos, lo he probado en el campo y estoy bien. No estoy tan alejado de cómo lo había dejado, estoy en fase de adaptación»
En verano de 2016 te lesionaste gravemente de la rodilla pero tuviste una recuperación en tiempo récord de forma que aún pudiste participar en Río. ¿Cómo lo hiciste para recuperarte así?
Tuve la mala suerte de romperme el cruzado de la rodilla antes del preolímpico. Es una lesión que un deportista más teme. En aquel momento estaba fatal. Me puse contento cuando conseguimos la clasificación para los Juegos Olímpicos pero de repente me di cuenta de la realidad: yo no iba, era imposible recuperarme a tiempo. Pero ese mismo día, el médico me llamó para decirme que íbamos a intentarlo porque veía que tenía mucha estabilidad en la rodilla.
¿Te arrepientes de haber forzado la musculatura?
Para nada. No tenía nada que perder así que hicimos una rehabilitación de poco más de un mes, cinco horas todos los días con los fisioterapeutas y luego mi entrenamiento.
«i no lo intentaba, iba a estar toda mi vida preguntándome qué habría pasado. Ha sido la mejor decisión de mi vida. Estas lesiones te refuerzan mucho mentalmente y te hacen aprender, conocerte mejor a ti mismo»
¿Acortar los plazos provocó luego una o múltiples recaídas?
A veces implica que la lesión sea más grave. En mi caso he tenido mucha suerte porque, por una vez, mi poca flexibilidad ha servido para que mi rodilla fuera estable. Ahora mismo yo no tengo ligamento lateral cruzado y la estabilidad me la dan mis músculos. Ese mes que estuve de rehabilitación le enseñé a mi cerebro que mi nuevo ligamento sería el músculo. Era mucho trabajo de propiocepción que alerta a tu sistema nervioso de que cuando tengas que hacer un movimiento sea el músculo quien actúe. Ahora mismo no siento que no tenga ligamento porque lo hago todo, no tengo miedo.
Eres uno de los deportistas que está apoyando públicamente el Corredor Mediterráneo. ¿Por qué es tan importante para los deportistas?
Pienso que es un proyecto que nos sirve a todos, no solo al deporte. El hecho de tener comunicaciones tan directas y con tanta rapidez desde la frontera con el sur de Francia hasta Algeciras, supone una gran facilidad para los que necesiten viajar.
Este es tu primer año en el Proyecto FER. ¿Qué sensaciones te está transmitiendo esta gran familia?
Este primer año me he sentido muy querido. Me han demostrado todos los componentes que se pueden promover muchos deportes juntos. Sobre todo, una de las cosas que más me ha gustado es cuidar las bases, a los jóvenes y darles la oportunidad de crecer. Estoy encantado de pertenecer a esta familia y ojalá pueda hacerlo durante mucho tiempo, hasta que mi cuerpo diga basta.
«Ojalá, cuando yo era joven, hubiera tenido esa oportunidad de que me apoyaran así y que tuviese ese seguimiento con los recursos que nos proporciona el Proyecto FER para poder progresar en el deporte»
En el Proyecto FER hay dos jugadores de rugby que forman parte de la categoría ReFERentes, Matías Tudela y César Sempere. ¿Son para ti son un espejo en el que mirarse?
Son dos referentes para mí, no tengo palabras para ellos. Los conozco desde pequeño y a César siempre lo miraba con objetivo de querer ser lo que él es. De Matías recuerdo que cuando entrenaba con él, tenía muchas ganas de aprender mucho de él. Son gente que tiene valores del rugby y es un privilegio poder disfrutar con ellos tanto en el deporte como en situaciones personales. Van a ser amigos para toda la vida y espero que sea por mucho tiempo.
