editor-ysn
Paola Martínez es la historia improvisada de una jugadora de Gandía con un futuro brillante. El pasado verano fue su segunda temporada siendo internacional con España. No estuvo en el europeo, pero este fin de semana empieza una nueva temporada en Superliga.
Paola Martínez empezó a jugar al voleibol en El Corriol, un pequeño equipo de Oliva donde jugaba su hermana. Fue en este momento donde su entrenador le recomendó hacer las pruebas de la selección valenciana infantil. El momento exacto donde empieza esta historia.
“Solo entrenaba y no jugaba porque no tenían equipo para mí. Apenas tenía idea de jugar al vóley, me vio el entrenador de los Planes de Cheste, Joe, donde empecé a jugar de verdad al voleibol.”
En Cheste vivió los primeros años de voleibol donde empezó a “enamorarse” de este deporte. Aquí empezó a tener una rutina profesional de entrenamientos, lo que apenas dejaba tiempo a los estudios. Al mismo tiempo que fue admitida en los Planes, recibió la llamada del Playas de Benidorm para jugar en su cantera donde estuvo tres años jugando hasta que recibió la llamada de la selección permanente.
En Soria, donde estaba la selección, entró con solo dieciséis años. Aquí se formó como deportista de élite y participando en campeonatos internacionales de las categorías inferiores de la selección. Toda una trayectoria que hasta ese preciso instante fue totalmente improvisada.
“En ningún momento pensé en dedicarme al vóley. Nada fue planificado y simplemente fue surgiendo.”
Su debut en la Superliga
Tras su periplo en Soria, el Haro Rioja Voley se fijó en ella para ser parte de su proyecto, pero no pudo disputar muchos puntos y tuvo que marcharse. “Tenía a gente por delante mucho más experimentada” y era muy difícil quitarles el puesto. Aunque resalta que jugó poco, pero aprendió mucho: “algo tan importante como saber estar en el banquillo”.
En su segundo año en la categoría firma con el Cajasol Juvasa de Sevilla. En el equipo andaluz empieza a tener más participación donde termina siendo la novena máxima anotadora de la temporada, registro que mejorará al año siguiente para ser la quinta de la categoría.
La selección celebrando la clasificación al Europeo. (Segunda por la izquierda en la parte de arriba)
La llamada de la Selección
Finalizada su primera temporada en Andalucía, fue convocada por Pascual Saurín con España. Lo cierto es que no pudo llegar a debutar ese verano tras sufrir una rotura del abdominal. Una lesión que la tuvo apartada durante la Liga Europea, los Juegos del Mediterráneo y la primera fase del PreEuropeo. Fue en Navidad, en la segunda fase de esta competición, cuando debutó con Las Leonas.
Los números de la última temporada hicieron que volvieran a contar con ella y esta vez con la ilusión de disputar el Europeo. Estuvo hasta el final con opciones de ir, pero una decisión técnica la dejó fuera de la lista. Aún así, no dejó de apoyar a sus compañeras con las que hablaba después de cada partido.
“Lo he sufrido mucho. Lo mejor era el verlas disfrutar. Sonreían. Podían pegarte un balón en metro y medio que ellas estaban disfrutando, estaban viviendo algo tan grande…”
Fue tan grande como lo cuenta. España perdió los primeros partidos del grupo, pero consiguió remontar la situación y clasificarse para los octavos de final. El partido contra Polonia lo presenciaron 8.750 espectadores según datos oficiales de la CEV, como dice Paola: “Una salvajada”. El cambio de rival por motivos de la sede provocó que jugaran en un escenario que ni ellas mismas “se creían que estuvieran jugando allí.” Perdieron 3-0 con mucho honor y buen juego, en una noche que difícilmente olvidarán.
En ese partido dejaban la selección dos jugadoras importantes: Helia González y Mabel Caro. Las dos “mamis” del equipo que tenían “una cuenta pendiente” y han podido saldar disputando este europeo.
“Con Helia puedes estar tranquila que si un balón no va bien la va a poner perfecta y Mabi está totalmente dedicada al grupo, estará ahí para lo que necesites. ¿Qué mejor que retirarte haciéndolo así de bien? Es un sueño.”
Próximos objetivos
Ahora vuelve al Osacc Haro Rioja tras curtirse en mil batallas. Un pueblo de 11.000 habitantes al que “le gusta el voleibol” y donde ya se han ganado títulos importantes. Con una “afición espectacular” a la que espera “demostrar” lo que no pudo el primer año. Una temporada donde confirmar sus registros y ganarse un puesto fijo en la selección. Una historia improvisada con el voleibol como guía y un futuro por delante.
