Sagrario Santana, entrenadora del Levante Marni y referente del balonmano: «Si no consigue el máximo, el deporte femenino parece no existir» | Yo soy noticia

El balonmano femenino ha sido, por fin, noticia durante muchos días. Y es que durante estas primeras semanas del mes de diciembre, la disputa del Mundial de Japón de Balonmano Femenino se ha llevado muchísimos focos gracias al grandísimo éxito conseguido por Las Guerreras. Esa medalla de Plata de la Selección Española es el mayor éxito de nuestra historia en el deporte femenino y ahora solo queda esperar al Preolímpico para ver a España en los Juegos de Tokio 2020.

Pero la vida fuera de la Selección Española es muy diferente. Y no solo en el balonmano, sino también en el deporte femenino en general. El día a día de los equipos y de las jugadoras, al menos de muchas de ellas, poco o nada tiene que ver con las condiciones que ofrece toda una selección nacional. Y si hablamos de balonmano femenino, España ha conocido las dos caras de un deporte que quiere volver a sentirse en la élite.

Una de las personas que vive esas dos caras es Sagrario Santana. La hoy entrenadora del Levante Marni es toda una referente en el 40×20. Su paso por el Íber, Mar Valencia u Osito l’Eliana y ser el espejo de Silvia Navarro, por ejemplo, forman parte de un excelso currículum. Sin duda, Santana es una voz autorizada que hemos querido escuchar y leer en YoSoyNoticia.es para conocer la realidad del balonmano.

El balonmano tiene una doble realidad

El Levante es uno de los ejemplos que deberían seguir muchos clubes de alto nivel para potenciar deportes como el balonmano. El Marni, con el apoyo de la entidad granota, no ha hecho más que crecer. Pero antes de pulsar la parte más deportiva, queremos conocer la otra cara del deporte femenino.

Con los éxitos de este año en el Campeonato de España de Selecciones Autonómicas, con el Elche en la Liga Guerreras y con equipos apretando en 2ª División, le preguntamos a Sagrario Santana si podemos volver a otra época dorada: «Yo creo que no por cuestiones económicas. El apoyo es muy corto. En aquella época teníamos la ley de mecenazgo y las empresas tenían una serie de beneficios. Además, apareció la época de la construcción y vivimos una época de semiprofesionalidad, podíamos fichar a gente extranjera… Tuvimos un subidón».

Luego, la crisis económica y la desaparición de esos beneficios para las empresas se convirtieron en un lastre que sigue actualmente: «Cuando llegó la crisis se cayó todo. No hay dinero y funcionamos con los pagos de las cuotas. Incluso las jugadoras de División de Honor trabajan y estudian y luego tienen que entrenar, viajan en pésimas condiciones, en el día… Es muy difícil poder llegar a lo que hubo por aquel entonces».

Precisamente, es aquí donde aparece la doble realidad que menciona Santana. De ver a una Selección siendo subcampeón de Mundo a la Cara B del resto de equipos domésticos: «Hay una doble realidad en el balonmano. Hemos visto a nuestras Guerreras conseguir un éxito muy grande en el Mundial, pero luego ves a los clubes españoles y están a años luz de condiciones. A veces, la gente tiene una idea diferenciada porque ve a las chicas ahí arriba pero no sabe la realidad de los entrenamientos, de los equipos…».

Si no hay éxito, el deporte femenino no cuenta

Esa doble realidad también golpea al periodismo. En este caso, Sagrario Santana valora el esfuerzo que debe hacer un equipo femenino para ser protagonista. La medalla de plata puede ser el último ejemplo: «Este país está educado para el fútbol y lo demás no se fomenta para nada en absoluto. ¿Cuándo sale el deporte minoritario y el femenino? Cuando consigues un éxito. Si no, no apareces, no existes. El deporte femenino tiene que estar por encima de todo para que alguien sepa que está ahí. No se valora el trabajo, el día a día…».

Afortunadamente, el deporte femenino ha ido creciendo en los últimos años. Podemos ver partidos de casi todas las competiciones a nivel nacional y la consolidación del fútbol femenino ha dado un empujón mayor, pero falta mucho: «Muchas veces, el periodismo en general tiene cierta culpa. Está de moda y es políticamente correcto hablar del deporte femenino, pero no hay una preocupación o un interés real. Al menos para mí«.

La parte más deportiva de Sagrario Santana

La vida de Sagrario Santana sigue ligada al balonmano. Ahora, comanda al equipo del Levante Marni en una Primera Nacional muy difícil: «Estamos en una liga bastante fuerte y de mucho nivel. Nuestro objetivo es mantener al equipo y estamos intentando conseguirlo con el trabajo de las juveniles y de las seniors. Es el objetivo del club y estamos luchando para lograrlo. Corregimos, trabajamos… Lo complicado es salir de la dinámica negativa, pero estamos gestionando la autoestima y la confianza para salir de ahí».

Actualmente, el equipo granota es penúltimo con 6 puntos. Eso sí, Santana tiene claros cuáles son sus limitaciones mientras busca la explosión de la mezcla entre juveniles y seniors: «No tenemos un equipo a nivel físico muy grande, nos falta algo de lanzamiento desde atrás… Estamos limitadas en el ataque. Aquí las juveniles nos ayudan para abrir la defensa rival y tener más opciones de juego. La mezcla entre juveniles y seniors nos ayuda a seguir trabajando. Las más jóvenes están para ayudarnos«.

Pero lo más importante es el crecimiento y la consolidación del deporte femenino y del balonmano en el Levante, algo que muchos equipos podrían copiar para dar más cabida y apoyo a diferentes modalidades: «En el femenino, el club ha crecido muchísimo desde los comienzos, que solo teníamos un equipo senior y ahora tenemos un equipo en cada categoría y a veces doblamos. Tenemos muchas niñas. Estamos subiendo el nivel, pero es un proceso largo y tranquilo. Tenemos que seguir trabajando para llegar a lo más alto».

Y mientras tanto, el balonmano sigue siendo la vida de Sagrario Santana, que disfruta viendo la consolidación de sus jugadoras: «El balonmano ha sido fundamental en mi vida en todos los sentidos. Entrenar es una manera de devolver lo que me ha dado el deporte y siempre tienes satisfacción al ver cómo crecen las jugadoras, cómo consiguen sus objetivos… Al final, te genera felicidad ver a jugadoras tuyas que han podido jugar con la Selección».

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