José Luis Dámaso y un verano con los ojos de 16 millones de personas puestos sobre él

El salto a Guatemala

Fue el pasado mes de diciembre del 2016 cuando se confirmó que Dámaso, en aquel momento junto a otro valenciano como Ángel Fernández, entraban a dirigir a las selecciones absolutas masculinas y femeninas de Guatemala. José Luis se quedaba con los chicos, mientras que el apartado chicas era para el ex de Picken Claret.

Por circunstancias personales Ángel Fernández ya no está con el proyecto, y sus labores las ha asumido un José Luis Dámaso cuyo estatus es de gran referente para el baloncesto del país centroamericano, con 16 millones de ciudadanos que viven muy pendientes de todo lo que hagan sus selecciones de basket.

A José Luis la primera oportunidad de su carrera para ser seleccionador le llegó en el mejor momento, y el pasado mes de enero asumió las riendas del combinado guatemalteco tras una brillante etapa en dos conjuntos de Nicaragua, un baloncesto en el que hizo historia y que le otorgó un caché que hoy en día disfruta en toda Centroamérica.

Con Toros del Norte hizo doblete (Liga y Centroamericano) para lograr un histórico billete a la prestigiosa Liga de las Américas (la Euroliga del baloncesto en aquel Continente), y el año pasado llevó a otro equipo del país, los Trinis, al subcampeonato nacional.

Éxitos que le abrieron las puertas de la selección de Nicaragua en todo un Centrobasket, y allí llevó al equipo nacional a ganar un partido en este evento por primera vez en toda su historia. Enfrente tuvo rivales como el NBA J.J. Barea, y la actuación de sus jugadores dio todavía más repercusión al entrenador valenciano, que sedujo a los dirigentes de una Federación de Guatemala que supo que José Luis Dámaso era su hombre.

Enseguida le ofrecieron un proyecto a 3-4 años vista, hasta pasados los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 (llegar allí sería algo histórico para el baloncesto del país), y tiene claro que era una oportunidad que no podía dejar pasar.

Es un reto y algo que todo el mundo sigue, hay unos 16 millones de habitantes que siguen el baloncesto y eso es ilusionante, además de ser una gran responsabilidad”, nos cuenta mientras charlamos con él aprovechando unos días de vacaciones de vuelta en casa, junto a su mujer e hijos.

Verano intenso

Estos días de vuelta en su Valencia natal los ha aprovechado para dar una charla a jugadores y entrenadores del CD At. Nazaret y sobre todo para pasar tiempo junto a sus seres queridos (algo que lógicamente no puede hacer durante gran parte del año mientras está al otro lado del ‘charco’), pero sólo es la calma que precede a la tormenta.

En este caso tormenta de baloncesto en forma de Centrobasket con la absoluta femenina en Islas Vírgenes en julio, con la que espera repetir el bronce de hace 13 años en casa, y además en agosto le aguarda en Puerto Rico otro importante torneo de selecciones dirigiendo a la U17, a las juveniles de Guatemala con las que también luchará por colgarse metal del cuello.

“Es una generación buena que puede hacer historia, hay mucha ilusión por ese grupo de chicas y a ver qué pasa”, nos cuenta José Luis, en cuya rutina además de las absolutas masculinas (su primera gran cita con los chicos será en diciembre, en los Juegos Centroamericanos) y femeninas, también se incluye el trabajo con la selección femenina sub 17 de Guatemala.

Pero por si esto fuera poco, a José Luis también le han encargado la tarea de formar a las futuras generaciones de entrenadores del país, una responsabilidad que asume con gusto y que le tiene de protagonista en varios cursos de entrenadores.

Hay mucha pasión, en el primer curso de nivel 1 hubo unos 200 entrenadores inscritos de todo el país, y es de agradecer que se quieran formar conmigo”.

Más retos en la continuación de su aventura por Centroamérica, a donde llegó ante la falta de oportunidades estables en Comunitat Valenciana o España, y que con el paso de los años ya le ha convertido en una figura respetada en varios países del continente. “La gente te habla de que lo que estás viviendo es una aventura, y al principio se trata de probarse a uno mismo”.

“Luego uno entra en la dinámica de allí, y siempre se me ha respetado y valorado por mi trabajo. Llevo ya 3 años pero estoy contento pese al sacrificio de dejar atrás a la familia, por eso es importante que uno se vea recompensado con proyectos como el que ahora tengo en Guatemala”.

Diferencias

Diferencias culturales al margen (José Luis ya ha asistido a la crudeza de la vida en Centroamérica, donde ha visto a una persona disparar a otra en plena calle o también ha tenido que interceder en favor de unas chicas a las que increpaban por jugar a baloncesto en Nicaragua), le preguntamos durante la charla por las diferencias que siente en su nuevo rol con respecto al de entrenador de un club.

Por la manera de acercarse al jugador, así como por la forma de mantener la concentración y motivación del grupo sin competición semanal de por medio. Aspectos que ahora tiene que vigilar más de cerca en su faceta de seleccionador de Guatemala.

“Trabajar durante varios meses con un grupo de gente que no está compitiendo muchas veces es difícil en lo que respecta a la motivación. Hay que mantener la llama encendida para que sean conscientes del porqué realizamos tanto tiempo un trabajo, y nuestra ventaja en estos momentos es que creo que llevamos ventaja con respecto a otras selecciones vecinas”, apunta José Luis Dámaso.

“Ellos son más respetuosos por los valores que se les transmite desde la familia, y te tienen como algo más que un simple entrenador. Aún así toca adaptarse a su manera de hablar, las exigencias y el lenguaje con el que hablamos habitualmente en España allí no sirve, puede ser molesto para ellos y en vez de conseguir algo bueno con el tono fuerte de voz consigues hundirlo en vez de motivarlo”.

La falta de centímetros en el baloncesto de Guatemala,“cosas de la herencia maya”, nos indica José Luis, es otro hándicap con el que trabajar, pero no es algo que no se pueda suplir con trabajo en otras facetas. “Hay que aprovechar mucho la velocidad y el rendimiento en defensa, están más acostumbrados a un baloncesto más ofensivo al estilo NBA pero hay que cambiar detalles y apostar por una defensa fuerte”.

“Se necesita trabajo físico para que puedan aguantar, y por suerte tenemos un preparador físico guatemalteco que se formó en Valencia. Me ha ayudado a transmitir todos los conocimientos que tenemos de España, y seguimos con el trabajo que siempre venimos realizando”, remarca.

Pendiente del basket valenciano

La distancia no le ha hecho olvidarse ni por un segundo de lo que ocurre en su Comunitat Valenciana, o del baloncesto a nivel español, y por eso estuvo siguiendo con mucha atención los recientes playoffs de la Liga ACB que coronaron al Valencia Basket como nuevo campeón del torneo doméstico.

Allí se ve mucho más la NBA que el baloncesto europeo, pero siempre les he intentado inculcar que el baloncesto nuestro es el que les interesa conocer porque es más baloncesto FIBA”.

Elogia lo obtenido recientemente por los ‘taronja’ en Liga ACB por la importancia que en su opinión tiene que no siempre ganen Real Madrid o Barcelona, aunque todavía “falta mucho por hacer a nivel de medios de comunicación nacionales que no le dan la importancia que merece a lo logrado por Valencia Basket”.

Reconoce abiertamente que ojalá llegara alguna oportunidad de España interesante para así poder trabajar más cerca de los suyos, “yo estaría encantado de estar de vuelta”, pero sabe que las cosas no son fáciles por aquí, y que oportunidades tan golosas como la que ahora tiene de seleccionador de Guatemala no se encuentran todos los días.

“Aquí en España sólo pueden vivir cuatro, y ojalá tuviéramos algún proyecto deportivo con el que poder estar contentos a todos los niveles. Eso es algo por lo que tenemos que luchar los mismos entrenadores, cambiar la mentalidad de los clubes que piensan únicamente en los proyectos a corto y medio plazo”.

El ejemplo para los demás

Su figura puede y debe servir de ejemplo para todos aquellos que estén sopesando la posibilidad de seguir con su carrera en el baloncesto lejos de casa, aunque para José Luis hay algunas cosas que tener muy claras cuando de dar el gran paso se refiere.

“Lo primero es tener amor por lo que uno hace, y luego no tener prisa en ganar dinero. Al final uno tiene que ser valiente y ser consciente de todo lo que deja detrás, además de tener muy claro dónde se va. Con la ilusión de querer hacer las cosas puedes llegar a un lugar donde los proyectos, como ocurre en Latinoamérica en general, se hacen a última hora y con improvisación”.

“Puedes quedarte ‘colgado’, y si eres extranjero a ver qué haces allí”, añade el ‘coach’ valenciano, que pese a todo anima a los que se han formado como entrenadores “a que se prueben fuera de casa, es un reto y tiene muchas satisfacciones también. Más allá de los resultados, te llevas la experiencia de conocer otro baloncesto y otras culturas”.

Nuestro protagonista es otro entrenador más cuya labor, compromiso y profesionalidad está ayudando a prestigiar más si cabe la figura del técnico español en América. “Somos la segunda potencia mundial fuera de Estados Unidos”. Una parte del mundo por la que han pasado otros nombres de valencianos como Paco Olmos o Sergio Molina, para ayudar al crecimiento del baloncesto en esos países.

Formando entrenadores y jugadores, como también hace José Luis Dámaso en Guatemala, transmitiendo lo aprendido en España y sembrando una semilla que debe fortalecer no sólo el baloncesto guatemalteco pensando en el futuro, sino la reputación de gente como él que es capaz de cruzarse el Atlántico y dejar atrás a su familia para seguir apostando por su gran sueño del balón naranja. ¡Suerte ‘coach!